LA IMAGEN FEMENINA
Fabulaciones sobre la mujer.
Título: Torso [1973].Materia: Mármol rojo.
Procedencia: Depósito de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo.
…Menos tu vientre, todo es oculto. Menos tu vientre, todo inseguro,
todo postrero,
polvo sin mundo…. (Miguel Hernández, 1938-1941))
La imagen seleccionada es una pieza escultórica, un torso femenino, un fragmento del cuerpo de una mujer que indudablemente contiene otra presencia, otro ser en su interior. La anatomía revela el cuerpo de una mujer joven. Se aprecia la voluntad de resaltar el vientre gestante y el pubis en comparación con los senos que se representan casi insinuados como si nada estuviese ocurriendo en ese cuerpo representado. Pero el objetivo es destacar la evidencia tangible de la existencia de otro ser que está anunciando su llegada, que ocupa y transforma un cuerpo que por ciertos detalles se
adivina grácil. La idea del escultor y grabador Rafael Carmona es mostrar la transformación, la mutación de un cuerpo grácil. Parece como si el escultor quisiera mostrar en este fragmento la metamorfosis posible de una forma grácil en una forma pesada pero con la voluntad de encontrar la clave de un secreto. Forma sinuosa y abultada, pero a la vez elástica, en movimiento: ¿movimiento púdico o exhibición gozosa y sensual de plenitud? Cuerpo femenino que contiene otro cuerpo en su interior. No es la representación de una mujer, no es la representación de la maternidad. Es una mirada sobre una fase dentro de un proceso. El proceso es la reproducción biológica humana. La mirada es la de un hombre. La mirada de un hombre en los años 70 del siglo XX sobre una función biológica que le es ajena.
Las representaciones del cuerpo desnudo contienen las huellas culturales. La ley se
inscribe en el cuerpo. El cuerpo no es solo el cuerpo sexuado, es la representación de
valores
sociales que restringen, controlan y manipulan las funciones
corporales y las interrelaciones
entre los cuerpos.
El
cuerpo es
un objeto social, su definición y uso son aprendidos y regulados
socialmente. Las instituciones de control (médicas, educativas, recreativas…), la tradición, las costumbres y los hábitos
prescriben las normas
respecto al cuerpo. El cuerpo femenino se ha constreñido a leyes y estructuras morales y sociales
bajo el dominio masculino (Alina Cruz, 2003).
Las primeras imágenes de mujeres gestantes en la plástica prehistorica son las conocidas como “venus paleoliticas” (Willendorf, Dolni Vestenice, Mal`ta, Sireuil, Grimaldi y otras) donde la rotundidad de los vientres,caderas y senos de las figuras se han interpretado como fetiches de la fecundidad. Ojos y mentes de hombres las han nominado como venus, diosas de fertilidad, hasta que mujeres arqueólogas (Marcia- Ann Dobres, 1992; Encarna Sanahuja y Esther Hachuel, 1996) han planteado nuevas hipótesis sobre este tema enunciando distintos significados que trascienden la imagen pasiva de la fertilidad femenina. Desde una perspectiva feminista se propone un análisis de revisión introduciendo los hallazgos conocidos de las llamadas “venus paleoliticas”, ponen en duda la función que otros autores dan a estas esculturas como objetos de culto e incluso la atribución al genero femenino de alguno de los ejemplares aparecidos en Europa. El enunciado de la hipótesis de Marcia-Ann Dobres se formula como una pregunta: ¿ representaciones femeninas o “envidia de venus”? y pone el énfasis en el núcleo del problema: que obtenemos las mujeres de esa búsqueda incasable de imágenes femeninas en la historia de la humanidad, cual es el interés de los prehistoriadores y después de los historiadores al resaltar los estereotipos de mujer que han servido y todavía sirven de base a la dominación patriarcal, en este caso, el de la mujer como generadora de vida, la madre.
Estas imágenes, figurillas
ginecomorfas, que representan mujeres obesas
o esbeltas, gestantes
o no que comparten un código común durante una amplia etapa cronológica,
el
Paleolítico y en un territorio extenso que va desde el occidente europeo hasta Siberia
deben ser reconsideradas en su contexto, debemos ver a través
de ellas las acciones de los grupos humanos que mientras las fabricaban y las
usaban, fabricaban otros objetos
para su vida en grupo y producían nuevas criaturas
al
tiempo que organizaban su vida como grupo.
El cuerpo de las mujeres bajo la mirada de los hombres, encadenado a sus leyes se nos ofrece en las imágenes como seductor, ejemplar, divino, gestante, nutriente, ese cuerpo de las mujeres que tanto nos ha costado rehabitar a las propias mujeres, que tanto ha costado al movimiento feminista resituar en su lugar está poblado de falsos mitos, creados por una sociedad patriarcal, entre ellos el de la maternidad como pilar básico del dominio patriarcal, según las normas del sometimiento femenino a su biología, la represión sexual y la usurpación del producto: las hijas y los hijos por el padre.
Hoy revisar y repensar estas imágenes nos debe ayudar en la toma de conciencia de una
conquista femenina relativamente reciente: la recuperación del propio cuerpo y la
voluntad de decidir la producción de un nuevo ser humano. Es una conquista del
feminismo y de las mujeres
tomando el timón de sus
propias vidas, de su cuerpo y de la
relación de su cuerpo con el cuerpo de las otras
y de
los otros.
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